Monumento Nacional a la Bandera

Municipalidad de Rosario

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Pedido de uso del Monumento a la Bandera

Día del Himno Nacional Argentino

La Revolución de 1810 conmovió profundamente los espíritus de la época. La Asamblea General Constituyente decidió crear una "Marcha Nacional" y se aprobó el 11 de mayo de 1813, fecha que hoy se recuerda como el "Día del Himno Nacional". Durante las luchas que desgarraron a Argentina, el Himno fue el símbolo de unidad entonado por todos.

La Revolución de Mayo de 1810 conmovió profundamente los espíritus de los hombres y mujeres de la época. El propósito de formar una nueva nación con raíces americanas demandaba la definición de nuevos símbolos que la identificaran. Como evidencia de esta determinación se halla la decisión de Manuel Belgrano que, en febrero de 1812, solicitó al Triunvirato la creación de una escarapela nacional. Semanas más tarde, el 27 de febrero, Belgrano encargó izar la Bandera Nacional en la batería "Libertad", emplazada en el pequeño poblado de la Capilla del Rosario: actualmente ciudad de Rosario. La Asamblea General Constituyente, reunida en 1813, decidió crear una "Marcha Nacional" para ser entonada en los actos oficiales.

El encargo de escribir su letra fue confiado al joven diputado Vicente López y Planes, el 6 de marzo de 1813, y se aprobó el 11 de mayo del mismo año, fecha que hoy se recuerda como el "Día del Himno Nacional". La música se encomendó al maestro catalán Blas Parera y cuenta la tradición que la composición se cantó por primera vez en la tertulia de María Josepha Petrona de Todos los Santos Sánchez de Velazco y Trillo, conocida como "Mariquita" Sánchez de Thompson. La presentación del Himno se hizo públi-ca el 28 de mayo de 1813 durante una función teatral oficial en Buenos Aires. Desde entonces, se hizo costumbre que se cantara espontáneamente en ocasiones festivas, en los campamentos militares y hasta en las populares pulperías.

Su enseñanza en las escuelas fue expresamente dispuesta y resultaba habitual que en las festividades patrias los niños concurrieran a cantarlo en las plazas públicas, al amanecer, y luego frente a la casa de los vecinos donde recibían como gratificación dulces y chocolates. Durante las aciagas luchas civiles que desgarraron a Argentina, el Himno fue el símbolo de unidad entonado por todos los bandos en pugna.

A fines del siglo XIX, consolidada la Independencia, un enorme caudal de españoles inmigrantes había hecho de Argentina su hogar y se hacía inapropiado entonar estrofas que les resultaran ofensivas. Se hacía necesario modificar y atenuar los conceptos guerre-ros del Himno. En 1900, el presidente Julio A. Roca decretó: "En las fiestas oficiales o públi-cas, así como en los colegios y escuelas del Estado, sólo se cantará la primera, la última cuarteta y el coro de la canción nacional sancionada por la Asamblea General el 11 de marzo de 1813". Esto implica que la letra del Himno se mantiene en el tiempo igual que en su origen y puede cantarse en su versión completa, limitándose su entonación en "fiestas oficiales o públicas. Lo dispuesto fue ratificado en 1944, por el Decreto N° 10.302, que consagró formalmente a la composición como "Himno Nacional Argentino" y oficializó la versión musical propuesta en 1860 por el maestro Juan P. Esnaola. La citada norma, dispu-so expresamente que esta sea la única "autorizada para ejecutarse en los actos oficiales, ceremonias públicas y privadas, por las bandas militares, policiales, municipales y en los establecimientos de enseñanza del país" (artículo 7°). En la actualidad, como expresión de la diversidad cultural argentina se realizaron versiones alternativas de la composición del Himno en lengua de señas, guaraní, quechua, mapuche, entre otras.


Himno Nacional Argentino

(Letra original completa)

(Se resaltan en negrita el Coro y Las tumbes que se cantan actualrnente)


¡Oíd! ¡Mortales!, eL grito sagrado;
¡Libertad, Libertad, libertad!
Oid el ruido de rotas cadenas,
ved en trono a la noble Igualdad.
Se levanta a la faz de la tierra
una nueva y gloriosa nación;
coronada su sien de laureles
y a sus plantas rendido un León.

II

De los nuevos campeones los rostros
Marte mismo parece animar;
la grandeza se anida en sus pechos;
a su marcha todo hacen temblar.
Se conmueven dei Inca las tumbas
y en sus huesos remueve el ardor,
lo que ve renovando a sus hijos
de la Patria el antiguo esplendor.

III

Pero sierras y muros se sienten
retumbar con horrible fragor;
todo el pais se conturba por gritos
de venganza, de guerra y furor.
En los fieros tiranos la envidia
escupió su pestífera hiel;
su estandarte sangriento levantan
provocando a la lid más cruel.

IV

¿No Los veis sobre Méjico y Quito
arrojarse con saña tenaz?
¿Y cuál lloran bañadas en sangre
Potosí. Cochabamba y La Paz?
¿No Los veis sobre el triste Caracas
luto y llanto y muerte esparcir?
¿No Los veis devorando cual fieras
todo pueblo que logran rendir?

V

A vosotros se atreve ¡Argentinos,
el orgullo del vil invasor:
vuestros campos ya pisa contando
tantas glorias hollar vencedor.
Mas los bravos que unidos juraron
su feliz libertad sostener,
a esos tigres sedientos de sangre
fuertes pechos sabrán oponer.

VI

¡El valiente argentino a las armas
corre ardiendo con brío y valor!
El clarín de la guerra cual trueno
en los campos del Sud resonó:
Buenos Aires se pone a la frente
de los pueblos de la ínclita unión
y con brazos robustos desgarran
al ibérico altivo León.


VII

San José, San Lorenzo, Suipacha,
ambas Piedras. Salta y Tucumán,
la Colonia y las mismas murallas
del tirano en la Banda Oriental
son letreros eternos que dicen:
aquí el brazo argentino triunfó;
aquí el fiero opresor de la Patria
su cerviz orgullosa dobló.

VIII

La victoria al guerrero argentino
con sus alas brillantes cubrió
y azorado a su vista el tirano
con infamia a la fuga se dio;
sus banderas, sus armas, se rinden
por trofeos a la Libertad
y sobre alas de gloria abra el pueblo
trono digno a su gran majestad.

IX

Desde un polo hasta el otro resuena
de La fama el sonoro clarín
y de América el nombre enseñando
les repite: imortales, oíd!
Ya su trono dignísimo abrieron
las Provincias Unidas del Sud
y los libres del mundo responden:
¡Al gran pueblo argentino: Salud!

CORO

Sean eternos los laureles
que supimos conseguir.
Coronados de gloria vivamos
o juremos con gloria morir

(El Coro se repite luego de cada estrofa)

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