Monumento Nacional a la Bandera

Municipalidad de Rosario

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Pedido de uso del Monumento a la Bandera

El vitral del primer izamiento de la bandera en la catedral de Rosario

La hoy Catedral de Rosario, Iglesia Matriz edificada en las primeras décadas del siglo XIX fue testigo de hechos históricos importantísimos acaecidos en aquellos tiempos y su edificio traspuso la historia misma de la ciudad. Al transcurrir de los años, la primigenia villa, luego devenida en ciudad se planteó la necesidad de acrecentar el pequeño templo, pues, ya no estaba a la altura del desarrollo alcanzado por Rosario al avance de la segunda mitad de la centuria. Hacia 1880, las crónicas periodísticas reflejaban lo que los ciudadanos manifestaban “la idea de construir en el local de la pequeña y vieja capilla que llevaba el nombre de iglesia parroquial, un templo digno del Rosario por su arquitectura y capacidad”

En 1882 comenzaron las obras del proyecto llevado a cabo por el arquitecto Juan Bautista Arnaldi. Tras seis años de arduo trabajo, el 7 de diciembre de 1888, la ciudad se engalanó para la ceremonia de inauguración y bendición del templo. Ni bien el templo fue bendecido las emociones se diluyeron ante la desnudez de los muros, por lo cual, los vecinos reanudaron el empeño para el embellecimiento de tan magnífica obra.

Las diversas colectas organizadas en su mayoría por la Congregación “Hijas de María” y las múltiples donaciones particulares lograron consolidar los sueños de los fervientes rosarinos para ornamentar su Iglesia Matriz.

Gradualmente las fachadas se fueron ornamentando mientras la nave se decoraba con imágenes y altares consagrados a diferentes santos o a las más diversas advocaciones de la virgen. Estos se vieron coronados por vitrales cuyas formas decorativas y artísticas se realzaron a través de juegos de luz y color, y esa intensa luminosidad se enlazó asociándose a la propia espiritualidad religiosa del lugar. En el antiguo arte, con las prácticas tradicionales se modelaron una a una las ventanas multicolores para decorar la Casa de Dios en Rosario. Esta etapa de la decoración del templo se dio de manera simultánea al surgimiento desplegado en el mundo de las técnicas ancestrales del vitraux, dentro de un lenguaje más contemporáneo de las imágenes.  Un vitral o vidriera policromada es una composición elaborada con vidrios de colores, pintados o recubiertos con esmaltes, que se ensamblan mediante varillas de plomo, latón, zinc o cinta de cobre. Las encontramos sobre todo en catedrales. Se representan en ellas escenas fundamentalmente religiosas y en menor medida históricas. Las vidrieras se convirtieron en parte de Europa en la forma fundamental de representación pictórica. Su función era básicamente educativa.

Dentro del conjunto de vitrales que encierran la iconografía religiosa embelleciendo el templo, se encuentra también el de la “puerta cancel”.

El ingreso al templo fue también parte de las primeras obras realizadas en el período 1923-1925, que incluyeron la construcción de la Cripta. Entre esos trabajos estuvo la ejecución y colocación de la puerta cancel que se distingue por sus tallas y el histórico vitral conmemorativo. Encargado a la firma Vilella y Thomas de Buenos Aires, a esta obra artística se la denominó Creación y bendición de la Bandera Nacional en la Batería Libertad (año 1812), en la publicación impresa al inaugurarse el Camarín de la Virgen en 1925.

En la representación artística de aquel día plasmada en ese vitral, la enseña patria se revela en lo más alto del mástil, con las características actuales del emblema nacional, ocupando el centro compositivo de la escena. Según el mismo Manuel Belgrano, se desarrolla históricamente en la batería de la barranca, la designada Libertad, y aún en construcción, tal como se evidencia por los elementos y herramientas visibles en un ángulo de la obra. Mientras en el desarrollo de la imagen, de un lado se encuentran los patricios de pie y a caballo, con su jefe al mando, y en el fondo una división de lanceros, todos formados en armas, elevada al resonar del tamboril; del otro, el cura imparte su bendición teniendo a su derecha al monaguillo, quien porta la cruz procesional y al regimiento de Pardos y Morenos, rindiendo honor con sus fusiles y bayonetas caladas, y mezclados con el pueblo de Rosario. En esos días, el Rosario estaba espiritualmente a cargo del doctor Julián Navarro, su cura párroco, quien imbuido del pensamiento independentista, fue partícipe después de hechos históricos como el del 3 de febrero de 1813, la batalla de San Lorenzo, al sumar su voluntad al regimiento de Granaderos al mando del San Martín.

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