El primer proyecto 1872
Sin tener la confirmación del lugar exacto donde fuera enarbolada la Bandera, el Ingeniero Nicolás Grondona, un vecino destacado de nuestra ciudad, fue uno de los primeros en promover la construcción de un monumento recordatorio. Su idea fue construir dos monolitos: uno en Rosario y otro similar en la Isla, recordando así el asentamiento de las dos Baterías. En 1872, con otros rosarinos, inició una campaña para conseguir los fondos. Con ellos logró levantar la primer pirámide en el Espinillo, pero no pudo concretar su proyecto de la pirámide en Rosario. La pirámide en la isla fue destruida por una crecida del río Paraná unos años después.
Emplazamiento de la piedra fundamental 1898
En el año 1898, a instancias del Intendente Lamas y con una intención de acompañar el crecimiento de la ciudad con las obras pertinentes, resurge la idea de tener un Monumento a la Bandera. De este modo, el 16 de abril la Municipalidad nombra a la Comisión de Festejos encargada de enmarcar el acto de la enarbolación de la Bandera en la semana de mayo. De acuerdo al decreto que promueve el intendente Lamas, la intención era “solemnizar” un acontecimiento que había estado ausente de las fiestas cívicas hasta entonces.
La nombrada comisión encarga a dos de sus miembros, Jacinto Fernández y Calixto Lassaga, que recaben la información necesaria para determinar el lugar exacto en el que Belgrano había izado por primera vez la Bandera Nacional. Con este fin, consultaron a diferentes personalidades vinculadas con la historia de la ciudad, y, en base a sus respuestas y a documentos relacionados con la estadía de Belgrano en Rosario (Oficio del General al Superior Gobierno y Proclama de Belgrano del día del izamiento) junto con bibliografía disponible (La Historia de Belgrano de Mitre; Anales de la ciudad de Rosario, de Eudoro y Gabriel Carrasco, y un folleto que había elaborado Nicolás Grondona), se elaboró un informe con fecha del 30 de junio de 1898. Si bien se citan documentos y material bibliográfico tanto entre las personalidades consultadas como para los encargados de firmar el informe, la tradición oral fue un elemento de principal importancia para la determinación del sitio histórico de la Batería Libertad, el cual se podía ubicar entre las calles Córdoba y Santa Fe, “poco más o menos donde se halla la plaza Brown”.
A partir de este trabajo de indagación histórica, el 9 de Julio de 1898 se colocó la piedra fundamental del Monumento a la Bandera en la Plaza Brown, que desde entonces pasó a denominarse Plaza Belgrano. Si bien la intención había surgido de Lamas, los requerimientos legales establecían que la obra del Monumento debía encargarse a una comisión de ciudadanos, por lo tanto, en 1903 se formó una de las tantas Comisiones Populares Pro-Monumento a la Bandera que se ocupó de la obra hasta que en 1909 pasó a cargo de la Nación con motivo de los festejos por el Primer Centenario. De acuerdo a la ley N° 6286, en el inciso 10° del primer artículo, se especificaba que se encargaría “levantar en el Rosario de Santa Fe un monumento a la Bandera Nacional”.
El proyecto del Centenario: Lola Mora
En 1910, año del centenario de la Revolución de Mayo, el gobierno nacional, por gestiones que realizara la Comisión Pro-Monumento ya existente, acordó los fondos para la construcción del ansiado Monumento. Se contrató a la artista plástica tucumana, Lola Mora, quién por entonces era ya una artista muy reconocida. Ella presenta su proyecto en una maqueta y el mismo es aprobado. Firmado el contrato, Lola Mora viajó a Italia desde donde comenzó a ejecutar las obras. Las mismas fueron arribando al puerto de Rosario para desde allí ser trasladadas hasta el sitio de su emplazamiento definitivo (en la Plaza Belgrano). Luego del tan ansiado arribo de las mismas a la ciudad, en el año 1923 la Comisión Municipal de Bellas Artes emite una comunicación al intendente manifestando que el resultado no se correspondía con una obra de arte, sino que parecía una realización de “simples oficiales marmoleros”. En lo sucesivo, la Comisión Pro-Monumento a la Bandera, en su reunión del día 3 de agosto de 1925, decide pedir la rescisión del contrato con Lola Mora y promover la erección de un nuevo. Así, las obras de Lola Mora nunca llegaron al sitio en dónde ella soñó que estuvieran emplazadas, y su figura fue perdiendo prestigio.